miércoles, 23 de noviembre de 2016

Fragmento del libro: "Buscando a Antonio Machado en Soria y Baeza" de Ramón Fernández Palmeral












PARTE II

BUSCANDO A ANTONIO MACADHO EN BAEZA


 



  Carta I.
   Alicante,  miércoles, 20 de junio 2007

   Estimado dos Antonio:

    No sé qué me mueve esta vez a escribirle, no lo sé,  más que nada, creo que es el recuerdo nostálgico de nuestra visita a Soria, el año pasado 2006, como recodará usted por el epistolario póstumo que le dediqué, estuvimos buscándole en Soria, con motivo del I Centenario de su llegada a la ciudad chiquita y silvestre como una flor, y la verdad es que, entonces, encontré lo que buscaba. Además tanto el Ayuntamiento como las autoridades soriano-castellanas se han portada bien en este efeméride de su llega a Soria en 1907.
    Ahora, en el verano del 2007, me brota una acuciante necesidad de ponerle al día de cómo están los asuntos machadianos en Baeza, la Biatia de los romanos, donde vino usted a llorar entre 1912 a 1919. ¿Recuerda que usted la llamó: «la ciudad moruna» (CXVIII, v.1, 1913),  o que era «un pueblo húmedo y frío,/ destartalado y sombrío,/ entre andaluz y manchego/. (CXXVIII, mayo 1914),
   La bien atorreada y cercada ciudad de Baeza renacentistas por el arráez  Audallamir de la que habla el más antiguo de los romances fronterizos que es de 1368.  Después de aquella tragedia o catástrofe sentimental  y espiritual de la muerte de su esposa  Leonor al año de casados, usted pidió salir de Soria con toda urgencia, alejarse del recuerdo como si esto fuera posible, solo la oración interior que aconsejaba San Juan de la Cruz, que también vivió aquí, es reconfortante para los espíritus heridos. Evidentemente usted no era religioso, en cambio  su poesía entra dentro de lo lírico-místico, si cabe esta formulación. ¿O es que acaso ese Cántico espiritual entre el alma de Cristo y su esposo, cuando escribe la silva:   «¿Adónde te escondiste,/Amado, y me dexaste con gemido?/ Como el ciervo huiste,/Habiéndome herido./Salí tras ti clamando, y ya eras ido/». Que tiene similitudes machadianas «Huye de la ciudad. ¡El tedio urbano! /–Carne triste y espíritu villano!/ No fue por una trágica amargura /este alma errante desgajada y rota; purga un pecado ajeno: la cordura,/la terrible cordura del idiota» («Un loco».


      Carta II

Viaje  de Alicante a Baeza, 20 de junio 2007

   Estimado don Antonio:

   Salimos mi mujer y escudera Julia Hidalgo y un servidor el 20 de junio desde Alicante, después de comer, por la tarde y por la A-31, hasta Albacete, en Albacete tomamos dirección Balazote, por la N-332; pasamos El Jardín con sus casas bajo la montaña; Robledo, Puerto de los Picos, donde  los pinos verdes espesean. En la gasolinera y estación de servicio de Alcaraz repostamos, pasamos por Puente de Géneve, sobre el río Guadalimar, Gutar hasta llegar  al Santuario de la Fuensanta, ya en Villanueva del Arzobispo e hicimos un alto y una visita al Santuario que estaba abierto. Es del siglo XIII-XIV,  hay unas vidrieras donde podemos ver la imagen de San Juan de la Cruz, que estuvo por estar tierras en el siglo XVI, se dice que dormía  aquí durante sus visitas.
 En Beas de Segura, Santa Teresa de Jesús había fundado un convento, cuya priora fue Ana de Jesús. Tras la fuga de San Juan de la Cruz de su prisión de Toledo y ocultación en casa de Pedro de Toledo, San Juan es nombrado prior de la casa-convento de El  Calvario, antigua ermita con una fuente en medio de la nada, al sur de Beas de Segura,  cerca del Tranco, el sitio se llamaba Cerenzuela.
   En convento de El Calvario, en el año 1577, hacía ahora 430 años, compuso San Juan, esta maravilla lírica y mística:

                con ansias en amores inflamada,
 (¡oh dichosa ventura!)
salí sin ser notada,
              estando ya mi casa sosegada…

    En el Santuario de la Fuensanta pregunté a unos hombres por convento de El Calvario, y me respondió que no existía, de él solamente queda un muro, y además la carretera era estrecha, demasiado estrecha y sinuosa, dirección al Embalse del Tranco.
 A la entrada del Santuario de la Fuensanta podemos ver un cuadro donde se encuentra el Acta de la Coronación de La Virgen  29 de septiembre de 1956, por bula por el Papa Pío XII. También hay un poema del poeta José María Pemán y Pemartín.
    Después de nuestra visita al santuario seguimos la carretera Nacional, pasamos por el desvió a Ifnatoraf, pero no subimos, lo dejé para la vuelta. Se dice que en la Iglesia de Ifnatoraf celebró misas San Juan de la Cruz, y allí en la sacristía se encuentra el cáliz con el que celebró las misas. Por estas tierras de Ifnatoraf estuvo en 1933 el hispanista Gerald Brenan y su mujer Gamel, cuando se estuvo documentando para su libro San Juan de la Cruz, editorial Laia,  1973 en colaboración con su secretaria Lynda Nicholson.
  Muchos años más tarde estuvo el periodista granadino Antonio Ramos Espejo, entrevistando a al matrimonio que vivía cerca del extinto convento de El Calvario.
   Continuamos hacia  Villacarrillo, Torreperegil, Úbeda y Baeza.
  Así de memoria le diré que San Juan vivió por estas tierras jienenses por unos ocho meses, al aire libre con una alimentación exclusiva de pan, verduras y ensaladas, no se les permitía probar frutas. Un novicio confesó haber cogido unas cerezas, y le castigaron severamente. Cuantos más sacrificios hacían más grato era a Dios. Escribe Gerald Brenan en la página 25 de su libro San Juan de la Cruz, que:
   Los hombres de aquel tiempo creían no sólo que las cosas espirituales eran más importantes que las materiales, sino que también las determinaban de un modo directo e inmediato. Por lo tanto, un convento de frailes o de monjas, cuyos ocupantes se pasaban la vida ayunando y orando, era considerado como una especie de central energética que irradiaba sobre todo los alrededores.

   Es decir, una especie de energía espiritual que protegía o exorcizaba a distancia a los habitantes de los lugares contra demonios, desventuras, infortunios, brujas o calamidades.
 San Juan se convirtió en el confesor de las monjas del convento de Beas de Segura, iba los sábados, y el domingo seguía con ellas, se sentaba en una silla alta, que todavía se conserva, y las monjas se arrodillaban a su pie. En junio de 1579 es nombrado rector del colegio carmelita de Baeza, compró una casa y se trasladó con tres frailes. Baeza tenía unas cincuenta mil almas, y Universidad  desde 1538 fundada por Juan de Ávila «Apóstol de Andalucía», para formar a clérigos.



En este periodo hizo dos visitas al convento de los descalzos de Caravaca (Murcia). Dos años y medio estuvo en Baeza, que pasó a Granada como tercer definidor o prior de Los Mártires, en las inmediaciones de la Alhambra los primeros días de 1582. Visitó Segovia, y enfermó en el convento de La Peñuela donde hoy está la localidad de La Carolina. Enfermó San Juan  de fiebres por la inflamación de un pie, acudió al prior de Úbeda fray Francisco Crisóstomo, el enfermo empeoró a pesar de que el cirujano le abrió la herida. Murió el 14 de diciembre de 1591, tenía 49 años. El cadáver se trasladó a Segovia pero se quedó en Úbeda un pie y varios dedos.
 Cervantes hizo referencias indirectas a este suceso, además de que nombró a Baeza en El Quijote  I parte capítulo XIX. Que veremos detalladamente más adelante.





  Carta III
Hotel Baeza, 20 de junio 2007

          Estimado don Antonio

    Llegamos por la tarde a Baeza a eso de la 20 horas, el Hotel Baeza Monumental situado en la calle Cuesta de Prieto nº 6, por la Puerta de Úbeda donde está la escultura en honor a los doscientos ballesteros de la Compañía del Señor de Santiago y el Centro de Interpretación del Renacimiento.  Ya estamos ese Baeza, pobre y señora; / Úbeda, reina y gitana… que usted  cantara peyorativamente en «Viejas canciones». Publicadas en Nuevas Canciones (1917-1930). 
  No conserva Baeza los lugares emblemáticos machadianos, como aquel  Hotel llamado Comercio, donde usted se hospedó a su llegada a mediados se octubre de 1912, no se conserva la rebotica de Adolfo Almazán, en calle San Fernando, donde usted se reuní en aquella tertulia a la que  también asistía Leopoldo Urquía, director del Instituto, y a la que asistían las fuerzas vivas baezanas, según Francisco Escollano, eran: don Florentino Soria, don Mariano Ferrer, don José León, Don Juan Martínez Poyatos, don Emilio Fernández del Rincón, y otros personajes.
    En esta calle San Fernando se encuentra el mercado de Abastos con su arcada renacentista, es un mercado pequeño, que debería ser ampliado, justo al lado  se encuentra la chiquita iglesia de la Concepción, donde en su porche se encuentra un azulejo de la Virgen de Alcázar, patrona de Úbeda. Es que tengo que decirle que Úbeda y Baeza están hermanadas por una  historia común, aunque Baeza, es más antigua.
    
    Baeza  está situada a 48 kilómetros de Jaén, en la Bayyasa musulmana, ya existió como pequeño núcleo romano: Vivatia o Biatia. El señor de Baeza fue Abd Alláh al-Bayas.  En el s. XVI tanto Úbeda como Baeza acogerán a los mejores artistas del momento como Andrés de Vandelvira, Diego de Siloé, Luis de Vega, Juan Bautista Villalpando, Esteban Jamete, Ginés Martínez de Aranda…
   A grandes rasgos la Historia de Baeza la podemos leer en varios portales de Internet, porque no sé si le he dicho que la enciclopedia omnipotente del mundo es Internet, donde está todo lo humanamente posible. Úbeda tiene el eslogan siguiente: Úbeda el Renacimiento al sur.  Las primera referencias escritas de Úbeda o Idubeda se documentan en la ofensiva del rey Alfonso VIII, realizando tanto él, como la orden de Calatrava, frecuentes incursiones por el Alto Guadalquivir, hasta que fueron frenados por la victoria del califa almohade Abu Yusuf Ya'cub en Alarcos en 1195. Las incursiones castellanas en esta región se reiniciaron en 1210 hasta culminar en la batalla de las Navas de Tolosa, 1212 donde fueron derrotados los musulmanes.
  La frase: «Irse por los cerros de Úbeda», ya fue recogida  en Tesoro de la Lengua Castellana, de Covarrubias (1611). Equivale a otras expresiones coloquiales como irse por las ramas o irse por la tangente. Todas ellas significan: divagar, alejarse del tema central de la conversación, disgregar el discurso con argumentos innecesarios o que no guardan relación.

 Pero el verdadero momento dorado  de las dos ciudades hermanas fue sin duda el Renacimiento. Hoy, están  declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2003. Para conocer y situarse en Baeza nada mejor que el artículo: «Baeza: una ciudad la para Humanidad que se puede leer en el blog «Todo Baeza».
   No es difícil recuperar la memoria de su estancia en Baeza, gracia a los libros de Ian Gibson, sobre tu biografía, Ligero de equipaje. Otros libros hablan de su estancia en Baeza como el de Alberto Puig Palau, de 1967, o de Antonio Chicharro Chamorro de 1992.

Después del reconfortante éxito de su Campos de Castilla en Renacimiento de 1912, y residiendo en Baeza publicó usted: Páginas escogidas, Madrid, Calleja, 1917; Poseías completas, Madrid, Residencia de Estudiantes, 1917; Soledades, Galerías y otros poemas (segunda edición), Madrid-Barcelona, Calpe (Colección Universal, nº 27, 1919.
     Usted lamentó a su llegada a Baeza que  no había ni un solo periódico local, sin embargo el 11 de febrero de 1914, sale el primer número de Idea Nueva. Semanario reformista, dirigido el emprendedor baezano José Cejudo Vargas, nació a los mejores intereses de la ciudad, que solo resistió dos años y medio de vida.  Lamentablemente no se conserva la colección completa, falta números.
      La cuestión es que su estancia en Baeza fue deprimente, como se llama hoy a la tristeza, y usted escribiría a Juan Ramón Jiménez: «Llevo ocho años de destierro y ya me pesa esta vida provinciana en que acaba uno por devorarse así mismo…».
      No hemos de considerar a Baeza como el resultado de sus desdichas,  no era más que el reflejo de aquella sociedad caciquil de primero del siglo XX en  toda España. Una España atrasada contra la que los intelectuales lucha por modernizarla, de aquí nace la idea en los años 20 al 30 de un cambio radical,  de una II República, que no es más ni menos que el resultado del anquilosamiento de la monarquía, de la iglesia y la sociedad de clases, caciquil propia de la época.
     Aprovechando las nuevas tecnologías quiero que este trabajo sea multimedia., es decir, como ampliación suplementaria gracias a  enlaces de Internet. Su Poesía completa se pueden leer en  el portal Wikisource.
    Al final me he permitido hacer una recopilación cronológica de sus años en Baeza. Yo creo que Úbeda y Baeza se podrían llamarse: «Ubadeza», por la fusión de los dos nombres.

        Por ello, aquí en Baeza nuevamente, nos mueve le placer del viaje y de la investigación literaria. Cambiar los Picos de Urbión o Tierras del Alvargonzález por la Sierra de Cazorla, que según usted denominaría «Mariposas de la sierra», , número CXLII, de Poesía Completas, (28 de mayo 1915)
       Recordemos que  usted llegó a Baeza destrozado, no era para menos, el recuerdo de Leonor le perseguía como un fantasma, le obsesiona no sabe muy bien cómo seguir adelante. Es otoño y el invierno debió ser frío:

  Tiene Cazorla nieve,
                                                                  y  Mágina, tormenta.
                       su montera, Azniatín. Hacia Granada,
                     montes con sol, montes de sol y piedra.

(CXXXIX, noviembre de 1913).

   Está usted que se vuelve loco como lo demuestran los poemas creados en los primeros años de Baeza, como en la estrofa: «Es un tarde mustia y desabrida/ de un otoño sin frutos, en la tierra/ estéril y rauda/ donde la sombra de un centauro yerra», en  (Un Loco), publicado en El porvenir castellano, el 27.I.1913. El poema «A un olmo seco» se compuso en Baeza y se publica en el mismo periódico el 20-II-1913. El poema «El dios ibero» en esas explicaciones al Todopoderoso: «Este que insulta a Dios en los altares,/ no más atento al ceño del destino,/ también soñó caminos en los mares…», publicado también en el porvenir en mayo de 1913. El mar representa lo indistinto, donde se sepulta todo lo perpetuo. Otro estremecedor poema  es el CXIX “Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería./Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar».
 Continúa publicando en la revista Lectura y escribe con tristeza persistente a su amigo José María Palacio en Soria, a quien pregunta en un poema:

 Palacio, buen amigo,
¿está la primavera
Viendo y a las ramas de los chopos
del río a y los caminos? En la estepa
del alto Duero, Primavera tarda,
¿pero es tan bella y dulce cuando llega!...
¿Tiene los viejos olmos
algunas hojas nuevas?...  
  (El Porvenir Castellano, 8.V-1916)

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